El empleador no sigue las directrices de COVID-19 al no imponer el uso de máscaras y la práctica del distanciamiento social. La empresa no está limpiando y desinfectando superficies de alto contacto (es decir, mesas, pomos, interruptores de luz, encimeras, asas, escritorios, teléfonos, teclados, inodoros, grifos, fregaderos,…
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